lunes, 30 de junio de 2014

Hermes con Dionisos niño (343 a.C.), Praxíteles

En la entrada anterior hablábamos del arte clásico del siglo V a.C., y ahora toca el del siglo IV a.C. Sus principales representantes son Lisipo, Scopas y Praxíteles. Centrémonos en este post en el último de los tres. Si Policleto dotó a las esculturas de movimiento con el contrapposto, Praxíteles irá un paso más allá y creará figuras donde la curvatura del cuerpo es tal que necesita un punto de apoyo para no caerse. Es la llamada "curva praxiteliana" que podemos ver en Hermes con Dionisos niño. Además de eso, sus dioses son más esbeltos que los atletas de Policleto, y muestran un rostro sereno, ausente y alejado del simple mortal que sólo puede observarlo sin ser percibido por la deidad.



domingo, 15 de junio de 2014

Doríforo (440-450 a.C.), Policleto

Ya vimos en el comentario sobre el kuros las tres etapas del arte griego. Dentro de la segunda de ellas, la clásica, se distinguen a su vez dos subetapas: siglo V a.C. y siglo IV a.C. Uno de los grandes representantes de la escultura clásica del siglo V fue Policleto, creador del canon de proporciones perfectas del cuerpo humano basado en la relación entre las medidas de todas las partes del cuerpo y que tiene en el Doríforo su mejor ejemplo. Además, sus esculturas rompen con la representación estática de los kuroi arcaicos al incorporar el contrapposto, gracias al cual la figura gana movimiento. Consiste esto en dejar caer todo el peso de la figura en una pierna, mientras que la otra se flexiona. De esa forma, caderas y hombros se inclinan en planos contrarios, dotando de dinamismo y naturalidad al cuerpo humano.



sábado, 14 de junio de 2014

San Sebastián (1474), Sandro Botticelli

Vimos con anterioridad una versión de este mártir hecha por Andrea Mantegna. Traemos hoy una de Botticelli y es curioso observar que, siendo del mismo período artístico, las diferencias son evidentes. Este pintor conserva una elegancia propia del arte gótico, algo que se percibe en el alargamiento de la anatomía del joven pretoriano, con una musculatura marcada pero sin exagerar. Como en el de Mantegna, observamos que asume su martirio con dignidad, pero mira hacia el espectador de una forma serena. Su cuerpo apenas está atravesado por unas pocas flechas que han sido lanzadas desde un punto bajo tal y como indica la posición de las mismas. El santo aparece solo, ya que los verdugos se han alejado y se perciben muy al fondo, ocupados en otros menesteres. Con eso Sebastián tiene todo el protagonismo en la composición, lo que está acentuado por la forma de la tabla, tan alargada como el cuerpo del santo.



sábado, 7 de junio de 2014

Kuros

Cuando hablamos del arte griego, hemos de diferenciar tres grandes etapas: arcaica, clásica y helenística. En la primera de ellas, las representaciones más importantes en escultura de bulto redondo serán las jóvenes vestidas (korai) y los muchachos desnudos que retrataban a atletas (kuroi). 
Al estar en una etapa temprana del arte griego (entre los siglos VIII y VI a.C.), en estas esculturas hay una rigidez y frontalidad que recuerdan en cierto modo al arte egipcio. El kuros típico mantiene los anchos hombros en línea recta, los brazos pegados al cuerpo y, como mucho, adelantan una pierna para dar sensación de movimiento, pero sin que se produzca ninguna inclinación de las caderas. Son totalmente simétricos en cuanto al peinado y el rostro, en el que apreciamos la típica "sonrisa arcaica"y unos ojos almendrados. En el cuerpo se suele marcar trígono inguinal de manera aún tímida, mientras que la musculatura empieza a ser resaltada de manera evidente.