lunes, 21 de julio de 2014

Neptuno y Anfitrite (1516), Jean Gossaert (Mabuse)

A veces un desnudo que se cubre insinúa más que uno que lo enseña todo. En la Historia del Arte los hay más o menos acertados. Entre los primeros tendríamos la ya explicada Olympia de Manet, en donde la intencionalidad del artista es clara. Entre los menos podríamos citar Neptuno y Anfítrite de Mabuse. El desnudo femenino es total, mientras que el masculino trata de ocultarse con una concha marina que recuerda claramente a los atributos del hombre.
Siendo Mabuse un pintor del Renacimiento, su origen flamenco siempre está presente a pesar de la representación de arquitecturas clásicas en sus obras y del uso de la perspectiva. El desinterés por el estudio de las proporciones y la minuciosidad en los detalles revelan su procedencia nórdica.




martes, 15 de julio de 2014

Olympia (1863), Édouard Manet

La mujer ha sido inspiración del Arte durante siglos. Frente al menos representado desnudo masculino (con la excepción del arte clásico), el femenino era visto de lo más normal y usado en todo tipo de obras bajo la excusa de la mitología, el exotismo o incluso las escenas religiosas. La fémina que se exhibe descaradamente tiene varios ejemplos como la Venus de Urbino de Tiziano, La gran odalisca de Ingres, Mademoiselle O'Murphy de Boucher o la Olympia de Manet. El matiz que diferencia a esta última de las otras es que la joven cortesana no es una mujer sumisa, sino que controla su cuerpo y manda sobre él, consciente de su desnudez frente al observador.
Este retrato de una muchacha real, sin la excusa mitológica o religiosa, fue todo un escándalo en su momento. Olympia es reconocida como una cortesana que podría existir y que haber mantenido relaciones con los hombres que van a ver su imagen en una exposición, y lo hacen acompañados de sus mujeres. Fue calificado como un cuadro obsceno e inmoral en su momento, puesto que ponía sobre la mesa la prostitución, tema conocido pero que convenía ocultar, aunque Manet no se posiciona ni a favor ni en contra. Así, ella no puede tener una actitud más asexual y fría. Su cuerpo, pálido, parece de marfil; el lazo del cuello separa su cabeza (la mente) del resto (su instrumento de trabajo); el gato a los pies es lo contrario al perrito de la Venus de Urbino, esto es, la fidelidad; la sirvienta negra hace el papel de las criadas de la diosa, pero aquí trae un ramo de un admirador o un cliente satisfecho con los servicios de la chica. Lo que más llama la atención es la posición de la mano sobre el sexo: al ocultarlo, lo está destacando e indicando que no podemos verlo porque no hemos pagado por ello. Nuestra mirada tiende a dirigirse precisamente allí, al centro de su poder, al arma más poderosa que posee Olympia y la mujer en general.



miércoles, 9 de julio de 2014

Shoot (1971), Chris Burden


En 1971, en plena guerra de Vietnam, un joven Burden realiza una polémica obra titulada Shoot. Se trata de una performance en la que un asistente del artista le dispara en el brazo a unos pocos metros de distancia. Por unos momentos, el cuerpo se convierte en escultura, modelado por la bala que lo ha atravesado. Shoot es una de las perfomances más espectaculares de los setenta. Con ella Burden trata de sentir en primera persona algo que está dentro del imaginario colectivo, el tiro, y que podemos ver en los westerns, en las películas de gangsters, en las noticias a diario... pero que nadie en general ha experimentado en propia carne.





martes, 8 de julio de 2014

Desnudo bajando una escalera (1912), Marcel Duchamp

Ya tuvimos en este Museo la posibilidad de contemplar una obra del gran Marcel Duchamp, el mejor representante del movimiento dadaísta y creador del concepto de ready-made. Pero antes de llegar a estas prácticas artísticas, Duchamp coqueteó con el Cubismo y el Futurismo, aunque ya de una manera poco seria. En la obra que hoy nos ocupa, el artista une las dos tendencias pictóricas a las que hemos aludido: del Cubismo toma la facetación del cuerpo en distintos planos y del Futurismo la idea de movimiento al colocar distintos momentos del personaje que desciende en el mismo espacio. 

La aparición de la fotografía y de las denominadas cronofotografías de Muybridge o de Marey, que recogían animales y personas en movimiento, sirvieron de inspiración al arte futurista que pretendía plasmar el ruido, la velocidad, la contaminación, la violencia... todo "lo bueno" de la sociedad industrial cercana a la Gran Guerra. Lo que hace Duchamp es usar el viejo modelo académico del desnudo femenino y reinterpretarlo a través de una vanguardia que estaba precisamente en contra del academicismo, los museos y la belleza clásica.

domingo, 6 de julio de 2014

Triple retrato del cardenal Richelieu (1642), Philippe de Champaigne/Triple retrato de Carlos I (1635) Anton van Dyck

Philippe de Champaigne fue un excelente pintor clasicista de origen flamenco que desarrolló su actividad en Francia durante el XVII. Trabajó para la reina viuda María de Médicis, Luis XIII y el cardenal Richelieu, que lo convirtió en su protegido y al que retrató en numerosas ocasiones. El cuadro que nos ocupa hoy es, más que un retrato, un estudio que De Champaigne hizo para enviárselo al escultor Francesco Mochi, el cual trabajaba en un busto del cardenal; por esta razón es un retrato triple: Mochi necesitaba conocer la fisonomía del retratado "en tres dimensiones" para poder esculpir el busto. Esta práctica no era nueva, ya que tenemos otro ejemplo de ella en el Triple retrato de Carlos I de Inglaterra (1635) de Anton van Dyck,  cuyo destino fue el taller de Bernini.





sábado, 5 de julio de 2014

Desnudos femeninos, Gustav Klimt

Cuando uno dice Klimt, lo primero que le viene a la cabeza es su célebre obra El beso. Pero Klimt fue algo más. Miembro del movimiento modernista conocido como Wiener Sezession, su estilo un tanto ecléctico es inclasificable en realidad. Su obra, sin embargo, tiene un elemento que se repetirá a lo largo del tiempo: la mujer. Lejos de la modelo sumisa, las mujeres de Klimt son un auténticas femmes fatales. Por eso aparecen como amenazantes Salomés o Judits, sonriendo mientras sostienen las cabezas de sus víctimas. La potente sexualidad de estos personajes bíblicos es llevada al extremo en los dibujos de jóvenes en actitud claramente onanista, sin referencia mitológica o histórica. Mujeres masturbándose o mostrando con descaro sus genitales son objeto de rápidos apuntes por parte del artista. ¿Fueron hechas para el propio placer de Klimt? Puede ser, pero las modelos son tratadas con cierta dignidad y respeto más allá de lo sexual. Son damas que disfrutan de su cuerpo en un momento y en una sociedad donde la represión del placer en general, y del femenino en particular, estaba a la orden del día.